BARCELONA, 3

DIA 3.
Paseo de Gracia, casa Batló, casa Milá, plaza de Gracia, parque Güell, Turó de la Rovira, 



Un paseo muy agradable entre edificios modernistas y las mejores tiendas, la milla de oro... menos mal que era domingo y estaban cerradas.
Hemos llegado un poco tarde a visitar esta casa y a las 11.30 ya había formada una considerable cola, así que decidimos continuar hasta casa Milá.
Por el camino, nos llamó la atención este original entresijos de hilos de material incierto. Resultó ser la Fundació Antoni Tàpies.
La casa Milá, no había cola, así que para dentro! La vista resultó muy agradable, con audioguía, y algunas reproducciones de audiovisuales explicando la forma de trabajar del genio Gaudí. No se pueden divulgar las fotos del interior, en el que se vista además de la azotea, el ático de la vivienda donde hay una exposición de la obra del artista, además de una vivienda decorada al estilo de la época esplendorosa de la expansión del Paseo de Gracia. Opulencia elevado al máximo. Al final de la vista se recorre la tienda ubicada en el bajo comercial del edificio, donde hoy en día viven algunas privilegiadas familias. 
Magnífica.
Continuando el paseo llegamos a la, plaza de Villa de Gracia. En origen un pueblo cercano a Barcelona, que con la expansión de la misma ha quedado integrado totalmente en la ciudad. 
Entre sus calles y al rico olor del asado, descubrimos que en plena calle estaban asando y comiendo calçots. No había ya tickets para comer, así que terminamos en un restaurante en la plaza donde pudimos satisfacer nuestro deseo de  probarlos. Y estaban muy ricos!¡
Por la tarde comimos el autobús 24 que nos dejó en la misma puerta del parque Güell. Fuimos combatiendo el sopor después de la comida, descubriendo el parque, con sus originales columnas, y espectaculares vistas de la cuidad. 
A partir de las 18.00, abren el recinto hasta este momento accesible sólo pagando entrada, y terminamos de descubrir todos los rincones del recinto. 
Acabando ya el día, cogimos de nuevo un autobús que nos llevó al Carmel, donde se encuentra el Turó de Rovira, de acceso nada fácil teniendo en cuenta las agujetas acumuladas de la caminata del día anterior. Aunque merece la pena y mucho.
Maravillosas vistas de la ciudad en 365º. Lugar de encuentro de gente joven al atardecer.

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