El pasado jueves fui a comer con tres amigas al club Náutico de Castro Urdiales.
Tienen menú cerrado durante la semana sólo para las comidas y esta abierto al público de octubre a mayo. Aprovechando esta oportunidad, nos dimos el gustazo de conocer este lugar un tanto especial, con ese aura de lujo que rodea este tipo de establecimientos, con una espectacular vista del conjunto histórico de Castro: edificios del siglo XIX, Iglesia, castillo y faro, así como de la costa bilbaína.
La carta se compone se dos menús, uno de 14 euros y otro especial de 20.
Los primeros platos son los mismos, cambian los segundos y el vino.
Nosotras nos decantamos por el de 14 euros, y he de decir que el vino incluído me resultó muy agradable, como casi todos los Rioja, afrutado, redondo, nada astringente y con un retrogusto medio.
Probamos los cuatro primeros sin defraudarnos: ensalada cesar, calabacín albardado relleno de jamón, un poco saldo, garbanzos de cocido con su sopa de fideos y risotto con hongos suave y delicioso.
En cuanto a los segundos, decir que no tuvieron tanto éxito, el churrasco resultó ser dos trozos de panceta muy hecha, el pescado del día, unas sardinas muy pequeñas aunque sí estaban sabrosas, y un codillo que estaba bastante jugoso, acompañado de escasa guarnición.
Para el postre no nos complicados, decidimos dejar a un lado los dulces caseros, y pasar a una refrescante ración de melón.
En conclusión, quedamos muy satisfechas, pudimos disfrutar de una conversación agradable en un entorno silencioso, con el mar en calma al fondo y una atención eficaz, profesional y amable.
Un sitio para volver, sin duda.
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