GRECIA: DELFOS, 22 DE JULIO 2018

DELFOS




Para esta entrada he recogido el texto del siguiente enlace puesto que me parece que está perfectamente explicado: http://www.guiadegrecia.com/greciacentral/delfos.html


Santuario de Delfos
El santuario de Delfos se sitúa en la Fócida, provincia de Grecia Central, a 177 kilómetros al norte de Atenas y a 10 kilómetros del golfo de Corinto, a los pies del monte Parnaso, en medio de un paisaje que alterna campos de almendros con bosques de pinos. Desde el santuario situado a 700 metros sobre el nivel del mar, puede contemplarse el valle de Cirra, repleto de olivos.



En Delfos había caído el «ónfalos», la piedra que se había tragado Crono, padre de Zeus. Apolo fundó allí uno de sus principales santuarios, después de vencer a la serpiente Pitó, que allí vivía, para apoderarse de su sabiduría. Estableció su oráculo, al que acudían los griegos para preguntar a los dioses sobre todo tipo de cuestiones, haciendo que una sacerdotisa, llamada Pitia o Pitonisa, en memoria de la serpiente Pitó, transmitiera las respuestas. Delfos llegó a ser el centro religioso del mundo helénico.

EL ORIGEN DEL SANTUARIO

«Custodiaréis mi templo, que será rico en tesoros y honrado por muchos hombres y conoceréis los pensamientos secretos de los dioses inmortales».
Con estas palabras Apolo había ordenado a unos marinos cretenses que construyeran un santuario en la Fócida en el mismo lugar donde había habitado la serpiente Pitó. Lo llamaron Delfos en recuerdo de que el dios se les había aparecido con forma de delfín (delfos).

EL RECINTO DEL SANTUARIO O «TÉMENOS»

El recinto del santuario o «témenos» tiene unas dimensiones de 190 por 135 metros. Estaba completamente rodeado por una cerca sagrada llamada «períbola».

La Vía Sacra era la calle principal del «témenos», comenzaba en la parte suroriental y ascendía, montaña arriba, serpenteando y pasando por delante de pequeñas edificaciones llamadas «Tesoros», por delante del estadio y de diversos monumentos, hasta llegar al Templo de Apolo donde estaba el oráculo.
Vía Sacra


La vía sacra tiene una fuerte pendiente, una longitud de 400 metros y una anchura de 4-5 metros. Todo el recorrido estaba jalonado por multitud de«Tesoros», exvotos y estatuas que testimoniaban el reconocimiento de las ciudades griegas hacia el dios Apolo.

 Los «Tesoros» eran pequeñas capillas donde se guardaban los exvotos y las donaciones que frecuentemente consistían en ricas y valiosas joyas. El Tesoro de los atenienses es el mejor conservado porque fue restaurado por arqueólogos franceses entre 1903 y 1906.

Delante del Templo de Apolo estaba situado el altar de los sacrificios.
Completaban el recinto sagrado un teatro, un hipódromo y un estadio con capacidad para 7000 plazas, donde se celebraban los juegos píticos en honor de la serpiente Pitó.
En calles y plazas se disponían innumerables estatuas de mármol o de bronce, regalos de reyes o de ciudades, en agradecimiento a los servicios prestados por el oráculo.

LA FUENTE CASTALIA

De las rocas del monte Parnaso brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes más conocidas desde muy antiguo era la fuente Castalia, rodeada de un bosquecillo de laureles consagrados a Apolo.
En el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunían las musas protectoras del canto y la poesía junto con las náyades o ninfas de las fuentes. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y los dioses cantaban.


TEMPLO DE APOLO

El templo de Apolo se alzaba en el centro geométrico del «témenos» o recinto sagrado, sobre una plataforma tan alta que era necesaria una rampa de acceso en el lado este.

Los restos que podemos contemplar actualmente corresponden al último templo, construido entre 370-330 a. C. (siglo IV a. C.) sustituyendo a otros dos templos anteriores de los siglos VII y VI a.C.
Sólo quedan los cimientos del templo y fragmentos de seis columnas dóricas de piedra porosa y piedra caliza.

Este último templo era de orden dórico, períptero y hexástilo con 15 columnas en los lados largos y medía 60,32 por 28,32 metros.

Constaba de pórtico o pronaos, naos o cella, opistódomos y un ádyton subterráneo.
En el pronaos estaban grabadas las sentencias de los Siete Sabios de Grecia: «Conócete a ti mismo», «Nada en demasía», etc.


En el «ádyton» la cámara secreta a la que sólo podían acceder los sacerdotes y la Pitia o pitonisa se custodiaba el «omphalos», ombligo del mundo, y brotaba agua de la fuente Casiótide.
Delante del templo de Apolo estaba situado el altar de los sacrificios.
Si el sacrificio del animal había sido favorable la Pitia descendía al adyton donde bebía agua de la fuente Casiótide, masticaba hojas de laurel y aspiraba los vapores que salían de una hendidura abierta en la roca. Entonces la Pitia se llenaba del «pneuma» de Apolo, entraba en trance y pronunciaba sus oráculos sibilinos, que los sacerdotes interpretaban y comunicaban a los consultantes.

Las esculturas del frontón oriental narraban la Epifanía de Apolo a su llegada a Delfos y las del frontón occidental representaban a Dioniso entre las ménades. De las metopas, sin decoración escultórica, colgaban escudos persas (del 479 a.C.) y gálatas (del 279 a.C.).

Según Pausanias frente a la fachada del templo existía una estatua colosal de Apolo, realizada en oro, de 16 metros de altura.




Teatro de Delfos

El teatro de Delfos es uno de los mejor conservados de todo el mundo griego.
Apoya su «koilon» o graderío en la ladera del monte Parnaso lo que le dota de unas espectaculares vistas de todo el santuario y del valle de Cirra.

Fue construido en el siglo IV en piedra caliza del monte Parnaso y tenía capacidad para 5.000 espectadores.

Sufrió posteriores restauraciones con Eumenes I de Pérgamo en el 159 a.C. y durante el período romano, en el Siglo I a.C. cuando el «proskenion» fue adornado con bajorrelieves que narraban los trabajos de Heracles, cuyos restos pueden visitarse en el Museo.

Cada cuatro años alojaba competiciones líricas, dramáticas y musicales que se incluían dentro de los denominados Juegos Píticos, que tenían, al igual que los Juegos Olímpicos, carácter panhelénico y gozaron de gran prestigio en los tiempos clásicos.




Tesoro de los atenienses



Está situado en un recodo de la Vía Sacra.

Este tesoro fue ofrecido en el siglo V a.C. por Atenas al Santuario de Delfos y, según Pausanias, se costeó con la décima parte del botín conseguido en la  batalla de Maratón.
El pequeño templo, construido con mármol de Paros, es de orden dórico con dos columnas in antis, es decir, con una prolongación de los muros de la naos hacía delante para formar el pórtico. Consta de una naos o cella y un pronaos.
Fue restaurado por arqueólogos franceses entre 1903 y 1906.

Los frontones y metopas presentaban una profusa decoración escultórica. Las metopas originales se conservan en el Museo de Delfos y representan hazañas de Heracles y de Teseo, el héroe ateniense, y una Amazonomaquia o guerra entre atenienses y amazonas.
Las metopas que decoran el Tesoro son copias de las originales.

LA BATALLA DE MARATÓN

El 13 de septiembre de 490 a. C. el ejército griego formado por diez mil atenienses y mil soldados de Platea derrotó al poderoso ejército persa en la llanura de Maratón.

Los persas habían desembarcado a 40 kilómetros de Atenas, en una llanura de 3 kilómetros de ancho, situada entre las montañas y el mar.
Los griegos se situaron en la falda del monte Pentélico y favorecidos por la inclinación del terreno corrieron hacia los persas y entablaron un combate cuerpo a cuerpo. Los persas, sorprendidos, no tuvieron tiempo de reaccionar y no pudieron usar ni los arcos ni la caballería, huyeron despavoridos hacia sus naves y fueron perseguidos y masacrados por los griegos. Los persas perdieron 6.400 hombres y sólo 192 los griegos.

En Atenas, las mujeres esperaban conocer el resultado de la batalla porque los persas habían jurado saquear la ciudad, matar a los niños y violar a las mujeres. Las griegas habían decidido que si no recibían la noticia de la victoria griega antes de la puesta de sol, matarían a sus hijos y se suicidarían. El corredor Filípides recorrió los 42 kilómetros que separaban Maratón de Atenas, tras anunciar la victoria con la frase: «¡Alegraos, atenienses, hemos vencido!», se derrumbó por el esfuerzo y murió agotado.

Tholos de Marmaria



Fuera del «témenos» o recinto sagrado del Santuario se encuentran los restos de un «tholos», templo de planta circular, con naos circular, datado en el siglo IV a.C.
En su construcción se mezclaron los colores del mármol blanco del Pentélico y de la caliza oscura del Himeto.

Sobre el crepidoma («krepis») se alzaban 20 columnas dóricas situadas en la parte exterior y 10 columnas jónicas interiores, adosadas en el muro de la cella.

Sólo permanecen en pie tres de las columnas exteriores con parte del entablamento.

Se desconoce la divinidad a la que estaba consagrado este templo.

Estadio de Delfos

El estadio se encuentra al oeste del santuario, en la zona más elevada del conjunto arqueológico.

 El graderío norte y la tribuna de la «proedria» (presidencia) se encuentran bastante bien conservados.
La pista tenía unas dimensiones de 177,55 por 25,6 metros (un estadio romano, equivalente a 600 pies latinos) y contaba con capacidad para 7000 espectadores.

Se construyó en el siglo V a.C. y fue ampliado posteriormente en el siglo II d.C. por Herodes Ático que además de ampliar la pista, donó un arco triunfal en la entrada al estadio.



MUSEO ARQUEOLÓGICO DE DELFOS

Es uno de los museos arqueológicos más ricos de Grecia, su rica colección compuesta sobre todo por esculturas y objetos menores donados al Oráculo de Delfos es fiel reflejo de la historia del Santuario que llegó a ser el centro religioso del mundo helénico.

El museo está alojado en un edificio de dos plantas, con una superficie total de exposición de 2270 metros cuadrados, cuenta con catorce salas ordenadas por orden cronológico, cafetería y tienda de regalos.

El precio de la entrada es de 12 € y es válida para el Museo y el conjunto arqueológico de Delfos. La entrada es gratuita para menores de 18 años de edad y estudiantes universitarios de la Unión Europea. Hay descuentos para mayores de 65 años y estudiantes de países de fuera de la Unión Europea.
Entre sus piezas destacan el famoso auriga de bronce de tamaño natural, la esfinge de Naxos, los gemelos de Argos, el friso del Tesoro de los Sifnios, la estatua de Antinoo, las Danzarinas de Delfos, y una copia helenística del "ónfalos", piedra con forma de huevo que señalaba el centro del mundo.






EL ORÁCULO

El oráculo se celebraba sólo el día 7 de cada mes, día considerado como la fecha del nacimiento de Apolo. Después de ofrendar un sacrificio en el altar que había delante del templo y pagar las tasas correspondientes, el consultante se presentaba ante la Pitia o Pitonisa y hacía sus preguntas.
La sacerdotisa de Apolo descendía al adyton subterráneo situado detrás de la naos o cella donde brotaba agua de la fuente Casiótide y se custodiaba el «omphalos» u ombligo del mundo.

Los griegos tenían una fe ciega en el oráculo, si se equivocaba decían que no se había interpretado bien lo que había dicho.

El rey Creso de Lidia que había preguntado por la guerra contra los persas recibió la siguiente respuesta del oráculo: «Si Creso cruza el río Halys caerá un gran reino». Creso lo interpretó como la destrucción de Persia y al mando de su ejército cruzó el río. El reino que cayó fue el suyo, conquistado el 546 a.C. por Ciro II, el Grande.

PITIA O PITONISA

Las pitonisas eran elegidas entre mujeres de vida y costumbres irreprochables. El nombramiento era vitalicio y se comprometía a vivir para siempre en el santuario. Durante los siglos de mayor apogeo del oráculo se nombraron hasta tres pitonisas para poder atender las innumerables consultas que se hacían.
La primera pitia o pitonisa que actuó en el oráculo de Delfos se llamaba Sibila y su nombre se utilizó como sinónimo de esta profesión.




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